TAREA >> 17. Lee “Las Personas Honestas También Tienen Derechos”.

LAS PERSONAS HONESTAS TAMBIÉN TIENEN DERECHOS

Después de que hayas alcanzado un elevado nivel de capacidad, serás el primero en insistir en tu derecho a vivir con gente honesta.

Cuando conoces la tecnología de la mente, sabes que es un error usar los “derechos individuales” y la “libertad” como argumentos para proteger a aquellos que sólo destruirían.

Los derechos individuales no se originaron para proteger a los criminales, sino para proporcionar libertad a los hombres honestos. Dentro de esta área de protección es donde se lanzaron entonces aquellos que necesitaban “libertad” y “libertad individual” para encubrir sus propias actividades sospechosas.

La libertad es para las personas honestas. Ningún hombre que no sea honesto puede ser libre; él es su propia trampa. Cuando sus propias acciones no se pueden revelar, es entonces un preso; tiene que ocultarse de sus semejantes y es un esclavo de su propia consciencia. La libertad se tiene que merecer antes de que cualquier libertad sea posible.

Proteger a personas deshonestas es condenarlas a sus propios infiernos. Al hacer de los “derechos individuales” un sinónimo de “proteger al criminal” se ayuda a crear un estado de esclavos para todos; porque donde se abusa de la “libertad individual” surge con ello una intranquilidad que a la larga nos lleva a todos por delante. Los blancos de todas las leyes disciplinarias son los pocos que yerran. Tales leyes, desafortunadamente, también dañan y restringen a quienes no yerran. Si todos fueran honestos, no habría amenazas disciplinarias.

Sólo hay un camino de salida para la persona deshonesta: encarar sus propias responsabilidades en la sociedad y volverse a poner en comunicación con sus semejantes, con su familia y con el mundo en general. Al intentar invocar sus “derechos individuales” para protegerse de una inspección de sus actos, reduce, exactamente en esa medida, el futuro de la libertad individual: porque ella misma no es libre. Sin embargo, infecta a otros que son honestos al usar el derecho de ellos a la libertad para protegerse a sí misma.

La cabeza del que tiene una consciencia culpable no descansa tranquila. Y no descansará más tranquila tratando de proteger las malas acciones con alegatos de que “la libertad significa que nunca debes mirarme”. El derecho de una persona a sobrevivir está directamente relacionado con su honestidad.

La libertad del Hombre no significa libertad para perjudicar al Hombre. La libertad de expresión no significa libertad para dañar con mentiras.

El Hombre no puede ser libre mientras existan a su alrededor quienes sean esclavos de sus propios terrores.

La misión de una sociedad tecno espacial es subordinar y controlar al individuo con coacción económica y política. La única víctima en una era de la máquina es el individuo y su libertad.

Para preservar esa libertad, uno no debe permitir que los hombres oculten sus intenciones malignas bajo la protección de esa libertad. Para que un hombre sea libre, debe ser honesto consigo mismo y con sus semejantes. Si un hombre usa su propia honestidad para protestar contra el desenmascaramiento de la deshonestidad, entonces ese hombre es un enemigo de su propia libertad.

Podemos permanecer a la luz del sol sólo en la medida en que no permitamos que las acciones de los demás traigan la oscuridad.

La libertad es para los hombres honestos. La libertad individual sólo existe para aquellos que tienen la capacidad de ser libres.

Hoy en día, en Scientology, sabemos quién es el carcelero: la persona misma. Y podemos restaurar su derecho a permanecer a la luz del sol erradicando el mal que los hombres se hacen a sí mismos.

Así que no digas que la investigación de una persona o del pasado es un paso hacia la esclavitud. Porque, en Scientology, ese paso es el primer paso hacia liberar a un hombre de su propia culpabilidad.

Si la intención del scientologist fuera castigar al culpable, entonces, y sólo entonces, el mirar en el pasado de otra persona sería algo incorrecto.

Pero nosotros no somos la policía. Nuestra mirada es el primer paso para abrir las puertas, pues están atrancadas desde dentro.

¿Quién castigaría cuando pudiera salvar? Sólo un loco rompería un objeto deseado cuando pudiera repararlo, y nosotros no estamos locos.

El individuo no debe perecer en esta era de la máquina, haya derechos o no haya derechos. El criminal y el loco no deben triunfar con sus instrumentos de destrucción recién descubiertos.

La persona menos libre es la que no puede revelar sus propios actos y que protesta por la revelación de los actos inapropiados de los demás. Sobre este tipo de personas se construirá una esclavitud política futura, en la que todos tendremos un número (y nuestra culpa) a menos que actuemos.

Es fascinante que el chantaje y el castigo sean característicos de todas las operaciones oscuras. ¿Qué ocurriría si estas dos cosas ya no existieran? ¿Qué ocurriría si todos los hombres fueran lo bastante libres como para hablar? Entonces, y sólo entonces, tendrías libertad.

El día en que podamos confiar plenamente los unos en los otros, habrá paz sobre la Tierra.

No obstaculices el camino hacia esa libertad. Sé libre, tú mismo.